24 de septiembre de 2022
Por Isabel Oliver.
Estimados miembros del Ateneo Blasco Ibáñez y su Movimiento Escritores pro Derechos Humanos:
Estamos celebrando las XIV Jornadas de Escritores pro Derechos Humanos, y en su segundo día vamos a establecer un hito. Todos sabéis que nuestra asociación concede dos galardones: La Pluma de plata a los acreedores de nuestros premios literario, y a personas o entidades que a juicio de la Junta Directiva lo merecen, como es el caso de ayer, en la Facultad de Derecho, que impusimos la Pluma de plata a trece delegados territoriales del Ateneo, y el máximo galardón, La Pluma de Oro. Esta se ha concedido muy pocas veces en los diecinueve años de vida de nuestra asociación, y siempre ha sido impuesta a altas personalidades del mundo de la literatura y a dirigentes institucionales de nuestra Comunidad Valenciana para agradecer su interés y apoyo por nuestra entidad.
Nuestra asociación ha crecido mucho desde aquel 24 de septiembre de hace diecinueve años en que la inauguramos. Una asociación no funciona sin el empuje que otorgan sus miembros, y en el Ateneo, me enorgullece decirlo una vez más, todos, en diversa medida estáis contribuyendo al reconocimiento alcanzado por nuestro trabajo, no solo en España, sino en los países de habla hispana.
Y la chispa que encendió el motor de nuestra expansión a Latinoamérica, no fue otra persona que la delegada del Ateneo Blasco Ibáñez en Jaén, Encarnación Sánchez Arenas.
Que los seres humanos somos muchas veces contradictorios, lo sabemos, que nuestra naturaleza está conformada por sentimientos múltiples capaces de hacernos vacilar y sucumbir ante la zozobra y la adversidad, cada uno de nosotros lo hemos comprobado más de una vez;
Sin embargo, todos tenemos valores que nos acompañan y ayudan a sobrellevar los grandes o pequeños baches que nos depara el devenir. La sensibilidad de esta mujer luchadora, trabajadora e incansable en todo cuanto se propone hace que irradie un halo de adherencia a los principios que defiende y que al oir sus proposiciones nos contagiemos de su bondad y candidez.
En Encarnación Sánchez Arenas se dan varias cualidades que son suyas por excelencia: su generosidad: Siempre piensa en el beneficio que puede reportar al Ateneo este, o aquel proyecto de que es sabedora, o, incluso, que le han propuesto a ella misma, y declina en favor del Ateneo.
Su exquisita educación es otra de sus virtudes, que sin duda, le abre muchos oídos y que la escuchan favorablemente. Su afán de superación; A pesar de estar aquejada de movilidad reducida, esta incansable buscadora de verdad, se ha doctorado no hace mucho en literatura árabe, por lo que no hace falta decir que su compromiso con la defensa de los derechos humanos está más que demostrado.
La conocí hace ya unos cinco años cuando me solicitó afiliarse al Ateneo Blasco Ibáñez, desde entonces su servicio desinteresado a la causa de la literatura ateniense es admirable: participa en todas las antologías que venimos haciendo, cuando realizamos una sesión online, ella está presente leyéndonos sus composiciones. Su disposición la ha llevado a introducir al Ateneo Blasco Ibáñez y sus escritos pro Derechos humanos en Dialnet. Siempre está pensando qué se puede hacer para ayudar a que nuestra asociación triunfe sobremanera literariamente… Y, es por esto y por su grandeza de ánimo, su tesón desmedido, su brillante capacidad de búsqueda de intereses principales para nuestra asociación, la que le hace acreedora del máximo galardón del Ateneo Blasco Ibáñez.
Entre nuestros asociados hay destacados miembros acreedores de este reconocimiento que ya iremos entregando en años sucesivos, pero hemos valorado y ponderado, que la primera socia del Ateneo Blasco Ibáñez en tener la Pluma de Oro debía de ser en justicia, Encarnación Sánchez Arenas.
Como presidente de esta asociación es para mí un honor contar con personas tan valiosas, a las que les doy efusivamente las gracias, y es un orgullo que entre ellas se encuentre nuestra compañera, delegada de Jaén, Encarnación Sánchez Arenas, y desde ahora, nuestra flamante Pluma de Oro.
¡¡Enhorabuena!!